Santo Domingo.– En una estructura sin terminar ubicada en el sector Las Cucarachas de Madre Vieja Norte, San Cristóbal, Pamela Arias, de tan solo 21 años, enfrenta cada día el reto de criar a sus seis hijos en condiciones de extrema vulnerabilidad. Sin acceso a una vivienda segura ni empleo estable, su principal objetivo es encontrar una oportunidad laboral que le permita ofrecerles una vida con mayor dignidad.
Su historia fue documentada por Carolina Cepeda en la serie “Los rostros sin techo: resistencia contra la adversidad”, donde se visibilizan los testimonios de personas sin hogar que enfrentan situaciones límites con fuerza y determinación.
Pamela narra con honestidad que no posee documentos de identidad, ya que fue entregada por su madre biológica y criada por otras personas. Su primer hijo nació cuando tenía apenas 11 años. Desde entonces, ha vivido en un ciclo de precariedad, mendigando alimentos y resistiendo maltratos en la calle.
“Me mandaban a trabajar, me decían muchas cosas… y yo con los niños pasando hambre y sol”, recuerda. También relata que sufrió violencia de su expareja, quien llegó a amenazarla gravemente. Tras dejar esa relación, encontró refugio junto a sus hijos en una estructura abandonada, una antigua edificación que iba a ser una iglesia durante el gobierno de Balaguer, hoy rodeada de varillas y una fábrica de tubos.
“Allí no hay seguridad para mis hijos”, explica. “Hasta me los han querido comprar, pero yo no vendo mis hijos. Solo quiero que vivan mejor.”
Sus seis hijos tienen entre 10 meses y 10 años. La mayor, según cuenta Pamela, tiene problemas de crecimiento y dolores severos de cabeza. La falta de recursos para medicinas y el acceso limitado a servicios médicos hacen más difícil la situación.
A pesar de las dificultades, Pamela mantiene la esperanza de acceder a un empleo formal. Tiene conocimientos en trenzado de cabello, aplicación de uñas, lectura y escritura, pero reconoce que la falta de papeles ha sido una barrera constante. “He ido a muchos sitios a pedir trabajo, pero nunca me llaman. Sin cédula es difícil.”
Uno de sus mayores deseos es inscribir a sus hijos en la escuela y lograr que tengan al menos una constancia de nacimiento que les permita aspirar a un futuro diferente. “Aunque sea con los papeles del hospital, quiero que me los acepten. Quiero que ellos lleguen a ser alguien en la vida.”
Quienes deseen colaborar con esta joven pueden comunicarse al número 829-592-3280. Toda ayuda será recibida con agradecimiento, en especial si contribuye a cambiar el destino de esta familia.
Por: Carolina Cepeda